Portocolom, un bello pueblecito pesquero Mallorquí, con el puerto natural más grande de la isla, es la localización idílica de este hotel diseñado por el interiorista valenciano Carlos Serra. Un cinco estrellas frente al mar, en el que los colores tierra, la artesanía y las texturas naturales son los grandes protagonistas.
La sensación de calidez y tranquilidad impregna cada rincón, desde el mismo momento del checking, sobre una barra de barro esmaltado a mano y bajo grandes lámparas artesanales, el huésped se traslada a un espacio diseñado para relajarse y disfrutar de la slow life.
Sofás y sillones de jacinto acuático dan la bienvenida en el amplio hall de la entrada, en el que destaca una gran estantería de obra, utilizada como expositor de productos de venta y un impresionante panel vinílico de dunas de arena dorada.
Divido en dos edificios se reparten las 60 habitaciones diseñadas en colores naturales, en las que destacan los cabezales de macramé realizados a mano con diferentes motivos geométricos. Cada habitación esta concebida para transmitir esa sensación de paz que ha buscado el interiorista jugando con colores y texturas a través de los tejidos y la sencilla decoración de las habitaciones. Los baños siguen la misma línea, con bancadas de piedra y duchas revestidas de azulejos de barro hechos a mano y esmaltado artesanal. También los paneles de macramé están presentes en algunos de los baños con la finalidad de separar espacios.
La gran piscina central realizada en piedra ulldecoa, rodeada de una amplia esplanada con hamacas y sombrillas y una zona de relax con camas bajo una estructura de madera, son el eje sobre el que gira este hotel mallorquí.
También, frente a la piscina se encuentra un restaurante exclusivo para clientes del hotel y donde se sirven los desayunos. Un restaurante para el que Serra ha diseñado un gran armario donde se sirve el buffet y que se cierra con grandes mallorquinas de madera. Para diferenciar dos grandes zonas de este restaurante el diseñador ha creado un banco de obra a dos caras y coronado por 10 tinajas artesanales, objeto de decoración muy presente en todo el hotel.
Frente al mar, se sitúa el otro restaurante del hotel y abierto al público, en el que la madera de roble y el barro negro están muy presentes. Juegos de espejos donde ver el reflejo del mar y una cuidada iluminación donde disfrutar de una velada frente al mediterráneo.
Bajo este concepto de relajación y reconexión Serra ha diseñado un Spa espectacular, revestido con la misma piedra utilizada en todo el hotel, donde varias piscinas, decoradas con grandes tinajas, un hammam, una sauna y varias cabinas de masaje se convierten en un templo para el descanso.
El hotel está coronado con pequeñas terrazas privadas y abundante vegetación, algunas conectadas con las habitaciones, a través de escaleras de caracol exteriores, y todas ellas con grandes camas de relax y jacuzzi de los que disfrutar de intimidad y descanso.
Un hotel concebido para el descanso y la desconexión frente al mar, en la que Carlos Serra ha conseguido que el hotel sea concebido como un destino en sí mismo.
www.carlosserrainteriorismo.com
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